martes, 29 de marzo de 2016

DEFENDER LA ALEGRÍA




29 de Marzo




Defender la alegría como una trinchera
defenderla del escándalo y la rutina
de la miseria y los miserables
de las ausencias transitorias
y las definitivas

[...] 
defender la alegría como un derecho
defenderla de dios y del invierno
de las mayúsculas y de la muerte
de los apellidos y las lástimas
del azar
y también de la alegría.

MARIO BENEDETTI



Esta es la historia de los pueblos sin tierra, de un niño que nació desterrado por las bombas fabricadas por los mismos que hoy escriben su futuro incierto, de un reloj que ya no da la hora en el campamento de Ritsona. Quizás también de cómo defender la alegría, espontánea y humana, de quien nada tiene qué perder ya.

Cada vez somos más voluntarios en el campo y hoy por fin comenzamos a limpiar y organizar el edificio que utilizamos para almacén de ropa y distribución de comida. Las buenas noticias llegan esta vez desde la comandancia del ejército en connivencia con el Gobierno griego. Dos operarios colocaron cristales en los huecos de las ventanas del edificio y todo parece indicar que en tres o cuatro días tendremos también puertas. Ellos conocen el gran problema que existe allí. Aunque algunos refugiados se aseguran de la continua presencia de mesas dispuestas en las entradas del edificio para permitir el paso únicamente de voluntarios internacionales y del propio campamento lo cierto es que existe un preocupante caos generado por el "libre autoservicio" de personas que llegan, cogen y se van. Esto no ocurre con el alimento, que se distribuye en cantidad abundante para todas las familias. Así pues, retomar el control de este espacio será un gran avance en el camino por favorecer un orden que permita asegurar una distribución equitativa y tranquila.

Nuestros compañeros portugueses, procedentes del puerto de Atenas, decidieron focalizar su acción en Ritsona creyendo, con buen criterio, que los materiales y juegos para niños y adultos resultarían más útiles aquí. Nos cuentan que en Atenas las personas que llegan a la ciudad y los ciudadanos locales descargan maletas de materiales y necesidades para los que allí se encuentran atrapados, sin poder moverse a campamentos por haber gastado sus ahorros en llegar a tierra firme. Hoy fabricaron un enorme ajedrez con mucho éxito entre los mayores. Los más pequeños terminaron la jornada con las manos manchadas, esta vez, de pintura en el taller de dibujo que los portugueses facilitaron.

Nur (o así alcanzo a entender que se llama), la niña con la que juego todos los días, me abraza espontáneamente. Esta mañana, cuando fuimos a comprar algunos productos más de limpieza decidí aprovechar para comprar una mochila morada, como la mía, utilizando mi propio dinero. Discretamente, la saco de mi mochila y se la entrego. Hacía días se sentía triste porque no tenía donde llevar su libreta a la "escuela" del campamento a la que asiste diariamente. Y entonces entiendo que este viaje merece la pena sólo por ver esa sonrisa radiante ante un regalo que muchos otros despreciarían. De repente me coge de la mano tirando de mí. Caminamos entre las tiendas hasta llegar a la que es desde hace menos de un mes su nueva casa improvisada. Conozco a su madre y me invita a pasar. Ninguna sabe inglés, yo tampoco. Pero no es necesario. Ella le enseña su nueva mochila y las tres intercambiamos gestos divertidos en un lenguaje que sólo nosotras conocemos. Ellos, los de arriba, los poderosos, no pueden entendernos. Por muy altas que sean las fronteras alambradas que impidan el paso, por más muros que construyan tratando de impedir ver qué hay al otro lado...hoy no pueden arrancarnos la sonrisa. No saben de qué hablamos.

Vuelvo a la tienda grande donde prosigue el taller. Un chico sirio de 19 años pinta una barca en medio de un mar. Me acerco con celo a pegarla en la pared. Me explica que ese es el bote en el que viajó de Turquía a Quíos por 600 euros con su hermana después de ser apresado durante 15 días por los militares turcos en un polideportivo sin comida ni apenas bebida. Supongo que por el simple hecho de existir. Su familia sigue en Siria porque empleó su dinero en que sus dos hijos salieran de allí. No ha podido contactar con ellos desde hace un mes cuando comenzó su viaje. Me enseñan vídeos del trayecto en lancha y del hacinamiento en el polideportivo. No podré transmitir nunca el nudo en la garganta que sentí.

Es esta, pues, también la historia de cómo las fronteras se derrumban ante la debilidad de sus mentiras. La historia solidaria de quien no hace caridad sino justicia. Pero no estamos todos. Hoy siguen faltando las voces de los pueblos de Europa, cuyos cánticos silenciosos no llegan a esta orilla del mediterráneo. Que se levante la gente, que el pueblo despierte. No vaya a ser que luego sea tarde.


Saludos desde la tierra de los nadie.









Amanece en Ritsona Camp y hay que mantener el campamento.
Anclajes, lonas, zanjas y ... leña para calentarse del intenso frío



Aprovisionamiento de ropa en el almacén



Ahora, y gracias a los cubos, detergente y útiles que pudimos comprar
con vuestras aportaciones, pueden lavar la ropa y mantener unas mínimas
condiciones de higiene, contribuyendo a la resistencia de enfermedades.



El Ejército amplia la zona del Campamento en previsión de la
llegada de más refugiados. Ellos se ocupan, por encargo del
Gobierno griego, de la infraestructura. Hoy trajeron un gran
container para guardar los materiales que van llegando.



Y nosotros acondicionando y limpiando una tienda de
una familia que marchó para entregar a otra que ha llegado.







Mantener los juegos, la escuela, el dibujo, las pinturas, en los más pequeños.
Se trata de mantener la vida, de difuminar los horrores de aquello que
aún tienen grabado. Gran idea la de los portugueses.



También para los mayores. Este ajedrez ha tenido gran aceptación.




Se escapa el día en Ritsona Camp. Como nuestros pensamientos.
¿Valdrá la pena lo que estamos haciendo? ¿Servirá para que los
poderosos remuevan sus conciencias? Si al menos sirve para
transmitir lo que ocurre. Para decir al mundo que no es suficiente.
Que están intentando destruirnos como personas. Que esta gente
no tiene la culpa. Que no podemos ser tan ruines con los "miserables"




2 comentarios:

  1. El mejor lenguaje es el universal, el que todos conocemos, todos menos los politicxs claro...y ese es el que dominais en el campamento Itziar!!!
    Un dia mas, infinitas lecciones en tu texto...GRACIAS!!! Y fuerza!!!

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  2. Hola, Itziar, enhorabuena por lo que hacéis. ¿Me puedes facilitar tu contacto escribiéndome al siguiente correo electrónico: psuarez21@hotmail.com? Es para proponerte dar una charla/conferencia con motivo de la Semana Cultural de Trubia de este año 2016 sobre los refugiados de Siria... Es un tema de mucho interés... Si te interesa, escríbeme, por favor...

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